Falleció el primer actor Eduardo Serrano a los 82 años

El teatro, la televisión y el país entero se visten de luto. Con 82 años, y después de una valiente batalla contra el cáncer, falleció en Miami el primer actor Eduardo Serrano.

El artista será recordado como uno de los galanes más queridos de la pantalla y una figura icónica del arte nacional.

La noticia fue confirmada por su hija, la también actriz Magaly Serrano, a través de un emotivo mensaje en sus redes sociales.

La familia de Serrano hizo público su diagnóstico —cáncer de pulmón con metástasis— hace apenas unos días lanzando una campaña para recaudar fondos y cubrir los altos costos del tratamiento en Estados Unidos.

El cariño de colegas, amigos y seguidores no se hizo esperar, y la ayuda fluyó como un torrente, demostrando el enorme aprecio que el público sentía por el artista.

Eduardo serrano, el legado de un caballero de la actuación

Nacido en Caracas en 1942, Serrano construyó una carrera brillante que lo llevó del teatro universitario a la cima de la televisión venezolana.

Desde sus inicios en los años 60 en producciones como La criada malcriada, se forjó una reputación que lo consolidó como un protagonista imprescindible en la época de oro de las telenovelas.

Su presencia en clásicos como Emilia, Las Amazonas, Juana la virgen y La mujer perfecta lo convirtió en un referente de la actuación, con reconocimientos como el Premio Meridiano de Oro al Actor de TV Galán Joven por su papel en Emilia.

No solo brilló en la pantalla chica; también dejó su marca en el cine, con películas como Cangrejo II.

En 2020, decidió compartir un pedazo de su alma al publicar su libro Historias en blanco y negro, un compendio de memorias que acercaron a sus fans a su vida más allá de los reflectores.

Últimos días del actor, aquí, captado en video y actualizando al público sobre sus temas de salud | Foto Archivo

El último adiós

La despedida de su hija, Magaly, es un ejemplo de un amor profundo, lleno de anécdotas y complicidad.

El texto no es un simple adiós, sino un tributo que lo retrata como el mejor hijo, el mejor profesional, pero, sobre todo, el mejor padre y amigo. Y es que, al final del día, más allá de los aplausos y los guiones, el verdadero éxito de un hombre se mide en el amor que deja atrás.

El de Eduardo Serrano, a juzgar por las palabras de su hija, es un amor inagotable. Su legado no solo está en sus personajes, sino en la huella que deja en quienes lo amaron.

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